Lucas nos lleva más adelante en la historia de la iglesia en Jerusalén. Como excelente historiador nos presenta el contexto del momento y luego un evento significativo.
Hechos 6
1 En aquellos días, al aumentar el número de los discípulos, se quejaron los judíos de habla griega contra los de habla aramea de que sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos. 2 Así que los doce reunieron a toda la comunidad de discípulos y les dijeron: «No está bien que nosotros los apóstoles descuidemos el ministerio de la palabra de Dios para servir las mesas. 3 Hermanos, escojan de entre ustedes a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, para encargarles esta responsabilidad. 4 Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra.»
Habíamos visto que esta primer iglesia se preocupa por las necesidades unos de otros. Ahora con mayor detalle nos habla de que hacían una “distribución diaria de alimentos.” Por lo menos las viudas necesitadas recibían estos alimentos diarios. Se menciona que esta distribución involucraba, “servir las mesas,” por lo que podemos pensar que servían comida preparada. Quizás parecido a un comedor público para personas necesitadas.
Dentro de este contexto de preocupación por las necesidades de todos vemos que “se quejaron los judíos de habla griega contra los de habla aramea de que sus viudas eran desatendidas.” Este un buen cuadro de la iglesia. Cristo los ha salvado pero todavía tienen sus lealtades de grupos como griegos o arameos.
Al parecer eran los mismos apóstoles los que servían las mesas. Esto es lo que habían aprendido de Jesús, su maestro. ¿Te acuerdas? Cuanto estaba la multitud y querían despedirlo para que fueran a comprar comida, Jesús les dijo que ellos les deberían dar de comer. Al lavar los pies a los discípulos Jesús les dijo que el que quería ser ser grande debería ser siervo. Como buenos alumnos entonces los encontramos sirviendo las mesas. Pero la iglesia ha crecido, los apóstoles deciden que no es correcto descuidar, “al ministerio de la palabra de Dios para servir las mesas.”
Para atender mejor a las viudas en las mesas piden a la iglesia, “siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, para encargarles esta responsabilidad.” Estos hombres deben cumplir requisitos parecidos a los que posteriormente se den para diacono. Su tarea era la de servir que a final de cuentas es lo que significa ser diacono.
Hechos 6
5 Esta propuesta agradó a toda la asamblea. Escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía. 6 Los presentaron a los apóstoles, quienes oraron y les impusieron las manos.
7 Y la palabra de Dios se difundía: el número de los discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén, e incluso muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Entre los siete hombres que escogieron esta Esteban, quien es el personaje central de lo que Lucas relata en seguida. El reporte general en este momento es que “la palabra de Dios se difundía,” y la iglesia crecía. No todos los líderes religiosos rechazaban a Jesús, “incluso muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.”
Hechos 6
8 Esteban, hombre lleno de la gracia y del poder de Dios, hacía grandes prodigios y señales milagrosas entre el pueblo. 9 Con él se pusieron a discutir ciertos individuos de la sinagoga llamada de los Libertos, donde había judíos de Cirene y de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia. 10 Como no podían hacer frente a la sabiduría ni al Espíritu con que hablaba Esteban, 11 instigaron a unos hombres a decir: «Hemos oído a Esteban blasfemar contra Moisés y contra Dios.»
12 Agitaron al pueblo, a los ancianos y a los maestros de la ley. Se apoderaron de Esteban y lo llevaron ante el Consejo. 13 Presentaron testigos falsos, que declararon: «Este hombre no deja de hablar contra este lugar santo y contra la ley. 14 Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dejó Moisés.»
No tenemos mención alguna de Esteban antes de que lo escogen para atender a las viudas y servir a las mesas. Quizás fue uno de los que se convirtieron el día de pentecostés o quizás después del día de pentecostés. Ahora se le describe como, “hombre lleno de la gracia y del poder de Dios.” Que bendición que Dios hizo esta obra en la vida de Esteban. No se limitaba a ayudar con las necesidades de las viudas. Nos dice que “¡hacía grandes prodigios y señales milagrosas entre el pueblo!”
Se puso a discutir con “ciertos individuos de la sinagoga llamada de los Libertos.” Al parecer esta sinagoga se había formado de judíos de muchas partes del mundo que tenían en común que antes eran esclavos y ahora estaban libres. Vemos que estos individuos “no podían hacer frente a la sabiduría ni al Espíritu con que hablaba Esteban.” Vamos a ver adelante en su discurso o mensaje que la sabiduría que tenía lo ejercía en la lectura y exposición de las escrituras. Hablaba con el Espíritu, entendemos que con el Espíritu Santo de Dios. Tomemos nota que tenemos en Esteban un ejemplo del Espíritu Santo obrando por medio de las Escrituras y la sabiduría. Estas tres cosas están en armonía. Es un error pensar que el tener el Espíritu Santo haga menos importante la Escritura al contrario el Espíritu Santo nos da sabiduría por medio de las Escrituras.
Lucas nos relata la reunión de Esteban ante el Consejo.
Hechos 6
15 Todos los que estaban sentados en el Consejo fijaron la mirada en Esteban y vieron que su rostro se parecía al de un ángel.
Hechos 7
1 —¿Son ciertas estas acusaciones? —le preguntó el sumo sacerdote.
Testigos falsos había declarado en contra de Esteban, el que él “no deja de hablar contra este lugar santo y contra la ley.” También declararon que “le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dejó Moisés.”
Vamos a ver que en su respuesta, que es en si la predicación de un gran mensaje, Esteban les voltea las cosas y los acusa a ellos de rechazar al que Dios envió.
Hechos 7
2 Él contestó:
—Hermanos y padres, ¡escúchenme! El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham cuando éste aún vivía en Mesopotamia, antes de radicarse en Jarán. 3 “Deja tu tierra y a tus parientes —le dijo Dios—, y ve a la tierra que yo te mostraré.”
4 »Entonces salió de la tierra de los caldeos y se estableció en Jarán. Desde allí, después de la muerte de su padre, Dios lo trasladó a esta tierra donde ustedes viven ahora. 5 No le dio herencia alguna en ella, ni siquiera dónde plantar el pie, pero le prometió dársela en posesión a él y a su descendencia, aunque Abraham no tenía ni un solo hijo todavía. 6 Dios le dijo así: “Tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años. 7 Pero sea cual sea la nación que los esclavice, yo la castigaré, y luego tus descendientes saldrán de esa tierra y me adorarán en este lugar.” 8 Hizo con Abraham el pacto que tenía por señal la circuncisión. Así, cuando Abraham tuvo a su hijo Isaac, lo circuncidó a los ocho días de nacido, e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.
Aunque las acusaciones tienen que ver con Moisés y la ley, Esteban va más atrás en la historia de Israel. Regresa hasta Abraham, el padre de Israel. Esteban empieza con el encuentro de Abraham con “el Dios de la gloria.” Hasta este punto narra el inicio de la fe de los Judíos.
Hechos 7
9 »Por envidia los patriarcas vendieron a José como esclavo, quien fue llevado a Egipto; pero Dios estaba con él 10 y lo libró de todas sus desgracias. Le dio sabiduría para ganarse el favor del faraón, rey de Egipto, que lo nombró gobernador del país y del palacio real.
11 »Hubo entonces un hambre que azotó a todo Egipto y a Canaán, causando mucho sufrimiento, y nuestros antepasados no encontraban alimentos. 12 Al enterarse Jacob de que había comida en Egipto, mandó allá a nuestros antepasados en una primera visita. 13 En la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y el faraón supo del origen de José. 14 Después de esto, José mandó llamar a su padre Jacob y a toda su familia, setenta y cinco personas en total. 15 Bajó entonces Jacob a Egipto, y allí murieron él y nuestros antepasados. 16 Sus restos fueron llevados a Siquén y puestos en el sepulcro que a buen precio Abraham había comprado a los hijos de Jamor en Siquén.
Esteban se enfoca en José. ¿Porque? Pues muestra que José fue el hombre escogido y enviado por Dios para salvar al pueblo de Israel de la hambruna que afecto a todos los demás patriarcas. Esteban señala que “por envidia los patriarcas vendieron a José como esclavo, quien fue llevado a Egipto.” Les señala que en esa ocasión rechazaron al que Dios envió. “Pero Dios estaba con él.”
Dentro de las acusaciones contra Esteban, estaba el que decía que Jesús “cambiará las tradiciones que nos dejó Moisés.” Así que Esteban les habla de Moisés también.
Hechos 7
17 »Cuando ya se acercaba el tiempo de que se cumpliera la promesa que Dios le había hecho a Abraham, el pueblo crecía y se multiplicaba en Egipto. 18 Por aquel entonces subió al trono de Egipto un nuevo rey que no sabía nada de José. 19 Este rey usó de artimañas con nuestro pueblo y oprimió a nuestros antepasados, obligándolos a dejar abandonados a sus hijos recién nacidos para que murieran.
20 »En aquel tiempo nació Moisés, y fue agradable a los ojos de Dios. Por tres meses se crió en la casa de su padre 21 y, al quedar abandonado, la hija del faraón lo adoptó y lo crió como a su propio hijo. 22 Así Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso en palabra y en obra.
23 »Cuando cumplió cuarenta años, Moisés tuvo el deseo de allegarse a sus hermanos israelitas. 24 Al ver que un egipcio maltrataba a uno de ellos, acudió en su defensa y lo vengó matando al egipcio. 25 Moisés suponía que sus hermanos reconocerían que Dios iba a liberarlos por medio de él, pero ellos no lo comprendieron así. 26 Al día siguiente, Moisés sorprendió a dos israelitas que estaban peleando. Trató de reconciliarlos, diciéndoles: “Señores, ustedes son hermanos; ¿por qué quieren hacerse daño?”
27 »Pero el que estaba maltratando al otro empujó a Moisés y le dijo: “¿Y quién te nombró a ti gobernante y juez sobre nosotros? 28 ¿Acaso quieres matarme a mí, como mataste ayer al egipcio?” 29 Al oír esto, Moisés huyó a Madián; allí vivió como extranjero y tuvo dos hijos.
Con este relato de la vida temprana de Moisés, Esteban muestra que lo israelitas ¡también rechazaron a Moisés!
Hechos 7
30 »Pasados cuarenta años, se le apareció un ángel en el desierto cercano al monte Sinaí, en las llamas de una zarza que ardía. 31 Moisés se asombró de lo que veía. Al acercarse para observar, oyó la voz del Señor: 32 “Yo soy el Dios de tus antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” Moisés se puso a temblar de miedo, y no se atrevía a mirar.
33 »Le dijo el Señor: “Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa. 34 Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. Los he escuchado quejarse, así que he descendido para librarlos. Ahora ven y te enviaré de vuelta a Egipto.”
35 »A este mismo Moisés, a quien habían rechazado diciéndole: “¿Y quién te nombró gobernante y juez?”, Dios lo envió para ser gobernante y libertador, mediante el poder del ángel que se le apareció en la zarza. 36 Él los sacó de Egipto haciendo prodigios y señales milagrosas tanto en la tierra de Egipto como en el Mar Rojo, y en el desierto durante cuarenta años.
Esteban confirma que rechazaron a Moisés diciendo, ‘A este mismo Moisés, a quien habían rechazado diciéndole: “¿Y quién te nombró gobernante y juez?”‘
Hechos 7
37 »Este Moisés les dijo a los israelitas: “Dios hará surgir para ustedes, de entre sus propios hermanos, un profeta como yo.” 38 Este mismo Moisés estuvo en la asamblea en el desierto, con el ángel que le habló en el monte Sinaí, y con nuestros antepasados. Fue también él quien recibió palabras de vida para comunicárnoslas a nosotros.
Esteban les recuerda que es el propio Moisés que prometió que Dios les iba a enviar un profeta como Moisés. Les recuerda que Moisés es el que, “recibió palabras de vida para comunicárnoslas a nosotros.” Esto claro para que vean que Jesús es este profeta del que hablo Moisés.
Hechos 7
39 »Nuestros antepasados no quisieron obedecerlo a él, sino que lo rechazaron. Lo que realmente deseaban era volver a Egipto, 40 por lo cual le dijeron a Aarón: “Tienes que hacernos dioses que vayan delante de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!”
41 »Entonces se hicieron un ídolo en forma de becerro. Le ofrecieron sacrificios y tuvieron fiesta en honor de la obra de sus manos.
Esteban les recuerda que volvieron a rechazar a Moisés cuando le pidieron a Aarón que les hiciera “dioses.” Daban por perdido a Moisés.
Hechos 7
42 Pero Dios les volvió la espalda y los entregó a que rindieran culto a los astros. Así está escrito en el libro de los profetas:
»“Casa de Israel, ¿acaso me ofrecieron ustedes sacrificios y ofrendas
durante los cuarenta años en el desierto?
43 Por el contrario, ustedes se hicieron cargo del tabernáculo de Moloc,
de la estrella del dios Refán,
y de las imágenes que hicieron para adorarlas.
Por lo tanto, los mandaré al exilio” más allá de Babilonia.
Esteban les cita las Escrituras para recordarles que Dios mismo les ha reclamado que lo rechazaron.
Hechos 7
44 »Nuestros antepasados tenían en el desierto el tabernáculo del testimonio, hecho como Dios le había ordenado a Moisés, según el modelo que éste había visto. 45 Después de haber recibido el tabernáculo, lo trajeron consigo bajo el mando de Josué, cuando conquistaron la tierra de las naciones que Dios expulsó de la presencia de ellos. Allí permaneció hasta el tiempo de David, 46 quien disfrutó del favor de Dios y pidió que le permitiera proveer una morada para el Dios de Jacob. 47 Pero fue Salomón quien construyó la casa.
48 »Sin embargo, el Altísimo no habita en casas construidas por manos humanas. Como dice el profeta:
49 »“El cielo es mi trono,
y la tierra, el estrado de mis pies.
¿Qué clase de casa me construirán?
—dice el Señor—.
¿O qué lugar de descanso?
50 ¿No es mi mano la que ha hecho todas estas cosas?”
En respuesta a sus acusaciones acerca del templo, les cita la historia de la inauguración del templo. Salomón aclaro en ese momento que “el Altísimo no habita en casas construidas por manos humanas.”
Hechos 7
51 »¡Tercos, duros de corazón y torpes de oídos! Ustedes son iguales que sus antepasados: ¡Siempre resisten al Espíritu Santo! 52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados? Ellos mataron a los que de antemano anunciaron la venida del Justo, y ahora a éste lo han traicionado y asesinado 53 ustedes, que recibieron la ley promulgada por medio de ángeles y no la han obedecido.
Esteban termina su mensaje diciéndoles que al igual que sus antepasados, rechazan a Dios y los profetas que Dios les envió. La acusación que les hace es la misma que esta en este pasaje.
2 Crónicas 36
15 Por amor a su pueblo y al lugar donde habita, el Señor, Dios de sus antepasados, con frecuencia les enviaba advertencias por medio de sus mensajeros. 16 Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, tenían en poco sus palabras, y se mofaban de sus profetas. Por fin, el Señor desató su ira contra el pueblo, y ya no hubo remedio.
Esteban uso el banco de acusados como púlpito de denuncia. ¿Como podrían contestar todo esto?
Hechos 7
54 Al oír esto, rechinando los dientes montaron en cólera contra él. 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios.
56 —¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios!
57 Entonces ellos, gritando a voz en cuello, se taparon los oídos y todos a una se abalanzaron sobre él, 58 lo sacaron a empellones fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Los acusadores le encargaron sus mantos a un joven llamado Saulo.
59 Mientras lo apedreaban, Esteban oraba.
—Señor Jesús —decía—, recibe mi espíritu.
60 Luego cayó de rodillas y gritó:
—¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!
Cuando hubo dicho esto, murió.
No tenían forma de contestar la acusación de Esteban. Se llenan de cólera y proceden, sin la formalidad de una sentencia, a sacar a Esteban, “fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo.”